lunes, 11 de marzo de 2013

Por favor ... motívame !

Toda motivación parte de un objetivo, una meta, un proyecto. Para conseguir un entusiasmo continúo por algo, debemos establecer nuestros fines. Éstos pueden ser a corto plazo: aprobar un examen, ganar un partido, ser eficaz en mi puesto de trabajo, o a largo plazo: sacar una carrera, conseguir trabajo, comprar una casa, independizarse, etc.

Ya que hemos determinado nuestro objetivo principal se establecerán los secundarios, que serán aquellos más específicos del gran objetivo final. Por ejemplo:

Objetivo a corto plazo (2 semanas): Aprobar un examen
Objetivos secundarios:

- Imprimir los apuntes de clase.
- Ampliar el contenido con libros.
- Estudiar 5 horas al día.
- Ir a una biblioteca a estudiar ya que aumenta mi concentración.
- Deducir las posibles preguntas de clase.
- Hacer esquemas y gráficas que ayuden al estudio.

Objetivo a largo plazo (años): Conseguir un trabajo
Objetivos secundarios:

- Conseguir un título universitario
- Hacer cursos de formación constantemente
- Averiguar la correcta estructuración de un curriculum vitae
- Estudiar idiomas
- Presentar el CV a diversas empresas.
- Conocer los protocolos de una entrevista de trabajo


Estos son algunos de los minuciosos objetivos que podemos desglosar de los principales. Sin embargo, la tarea más complicada de todas será mantener esta motivación, este estado interno que nos impulsa a conseguir nuestra meta. Para ello necesitamos una gran concentración, un cierto nivel de control mental y una  obligatoria  resistencia a la frustración para cuando la luz se nos apague en el camino.



Cuando estemos realizando la actividad debemos intentar verbalizar los pensamientos. Elijamos previamente lo que nos queremos decir, lo que queremos pensar en esos momentos. Probemos a entrenarnos, hagamos una lista de pensamientos que queremos sacar a relucir en esos momentos. Probemos a llenarnos la cabeza de aspectos positivos "soy capaz". Probemos a intentar levantarnos cuando hayamos tropezado "yo puedo", "resistiré", "se que puedo", "lo conseguiré". No pensemos en "no puedo suspender el examen" o "no me pueden rechazar en la entrevista" y pensemos "voy a aprobar" o "me van a elegir a mí". Centrémonos en lo positivo. Cuando estemos realizando una actividad dediquémonos a pensar qué queremos tener en la cabeza: "he estudiado", "me lo sé y lo he demostrado tarde tras tarde", "el sacrificio valdrá la pena".



Recordemos que la motivación alcanza su plena forma cuando tenemos la expectativa de que lo podemos conseguir. Pongamos una pizarra en nuestra habitación y renovemos nuestro repertorio con una frase diaria: "Hoy será un gran día", "hoy conquistaremos el mundo", "no te rindas", "tu puedes lograrlo", "soy un luchador", "no me rindo", "hoy la victoria es mía". Estas pequeñas acciones seguramente nos ayudarán. No garantizan el éxito, pero aumentarán nuestras probabilidades de obtener beneficios. Para conseguir algo hay que esfozarse, hay que atreverse, hay que arriesgar. Tenemos que salir de lo cómodo, de lo fácil y ser valientes, pasarlo mal no es tan grave. Si hay que pasarlo mal, se pasa. Hay que vivir con intensidad, con garra, con pasión. La vida no tiene segundas partes, o es ahora o nunca. El día de hoy no lo vas a volver a vivir, quien no arriesga no gana y más cuando no hay nada que perder.



Cuando todo esto falla y no conseguimos el objetivo, tendemos a dudar de nuestras capacidades y a abandonar la meta. En algunas ocasiones los culpables somos nosotros, entonces debemos plantearnos qué fue lo que falló, qué podemos hacer para solucionarlo  y poner las nuevas ideas encima de la mesa y aplicarlas, así hasta llegar al resultado que queremos. Sin embargo, en otras circunstancias, el producto final no depende de nosotros, hay acontecimientos externos que nos impiden que realicemos nuestra labor de manera correcta (solo había 1 plaza para el puesto, he tenido que pagar una multa este mes y me ha ido peor que otros, me puse enfermo durante el examen, el coche se estropeó a medio camino, hubo un accidente en la autopista y llegué tarde a la entrevista, etc.). Si esto sucede, no debemos culpabilizarnos, en cierta medida: "no depende de mí!" Hay que tener claro en el fracaso quién o qué ha sido el factor determinante para que suceda.



Sea lo que sea y pase lo que pase:  ¡¡ No te rindas !!

1 comentario:

  1. excelente contenido, te felicito! buena perpectiva de lo que generalmente se requiere y los problemas y acontecimientos más comunes de una sociedad desmotivada, por ello debemos seguir solo un paso más adelante de los demás! :D

    ResponderEliminar